En la valoración de las aportaciones de un filólogo se pueden colocar sobre la balanza magnitudes no siempre homogéneas en naturaleza dificultad de medición tales como: volumen de la obra, renovación metodológica, innovaciones teóricas, descubrimientos puntuales y concretos, repercusiones sociológicas en el ámbito científico, repercusión social….
1. Volumen. Alarcos fue un científico de pensamiento concentrado y verbo sintético. En setenta páginas era capaz de condensar en genial síntesis, toda la fonología diacrónica de nuestra lengua. En un artículo revolucionario de doce páginas describía la estructura del predicado. A pesar de todo, el volumen , la extensión y la variedad de su obra lingüística es asombrosa. Hemos de bendecir aquellos largos insomnios que tanta luz aportaron a la lingüística y a la filología hispánica.
2. Variedad. No existe campo de la filología hispánica o de la lingüística, tanto teórica como aplicada, en el que Alarcos no haya hendido la aguda reja de su ingenio. Lo mismo cultivó el estudio del léxico que el de la gramática o el de la fonolología. Ninguna época de la lengua, desde las glosas emilianenses y las jarchas hasta la llengua de Muñoz Molina le fue ajena. Ningún género le era desconocido, desde los cantares de gesta hasta la poesía de Ángel González o Blas de Otero, pasando por todo tipo de narraciones. Escribió páginas memorables sobre todas las variedades del español.
3. Coherencia. En todas las manifestaciones de su investigación Alarcos muestra una coherencia metodológica sorprendente. A partir de las teorías estructuralistas de la glosemática y del funcionalimo forja un sistema de análisis que aplica con éxito en los resultados tanto en fonología, como en gramática o en el contenido de textos.
4. Innovación. Ningún autor hispano ha introducido en los estudios del lenguaje tanto germen de novedad, tanta revolución. Ninguno abrió tanto horizonte. Fue pionero en la fonología española, tanto sincrónica como diacrónica; fue renovador indiscutido en los estudios de gramática; modificó desde el humus los estudios de sintaxis; introdujo solidez teórica en la crítica literaria, transformó el estudio de las manifestaciones dialectales… En todas las áreas del saber lingüístico se mostró como un investigador genial y sorprendente.
5. Repercusión. Alarcos ha sido profesor de unos pocos alumnos que tuvieron el privilegio de seguir sus enseñanzas en las aulas de la universidad ovetense. Sin embargo, ha sido el maestro indiscutido de varias generaciones de filólogos. Ningún licenciado habrá podido alcanzar el título sin conocer sus teorías fonológicas, gramaticales, sintácticas… El éxito de la Gramática de la lengua española catapultó su saber y lo hizo conocido e incluso familiar en los extramuros de la lingüística.
6. Fecundidad. La obra de un científico es tanto más fecunda cuanto mayor es el número de investigaciones que genera. Alarcos ha sido un maestro generoso que ha dirigido tesis y otros trabajos de investigación sobre dialectología, historia de la lengua, léxico, semántica, fonología, teoría literaria…. Por otra parte, sus trabajos son punto de partida y referencia inevitable y constante en todas las investigaciones realizadas en el ámbito hispánico durante esta segunda mitad del siglo.