Después de esta fecha Alarcos sigue atento a todos los vientos renovadores que vienen de Europa y América. Gracias a su mediación, la Universidad de Oviedo adquiere el primer espectrógrafo que llega a nuestro país. Un rector de ciencias, Virgili Vinadé, se sorprende de ver a un catedrático de letras desenvolverse con soltura en medio de ondas, armónicos, teorema de Fourier y accede a la petición. La descripción fonológica se ve enriquecida por una clasificación acústica de los rasgos distintivos. Interviene con fino análisis y voz autorizada en el debate sobre el estatuto fonológico de semivocales y semiconsonantes (42), lo que le permite enriquecer el capítulo sobre el vocalismo. La aparición del libro de Martinet Economía de los cambios fonéticos es punto de partida para completar la explicación del proceso de variación consonántica y de la aspiración de la «f-» inicial (16, 166). A partir de la cuarta edición de 1965, la Fonología Española no sufre nuevas modificaciones. Sin embargo, el maestro volverá con tino y criterios seguros sobre problemas fonológicos del español clásico (146) o actual (54, 207, 225) de donde vendrán los trabajos sobre la importancia de los aspectos fónicos en el lenguaje literario (12), que será una constante a lo largo de su obra. Por su buena formación romanista se ocupa de problemas tales como la diptongación española (34), la metafonía asturiana (35), las vocales andaluzas (36, 124), sobre problemas de fonología románica (27, 41, 47), sobre esquemas fonológicos de la frase (46), sobre la yod (56) y su influjo en la vocal tónica en español, sobre la evolución de la «f-» inicial latina en español (16, 166) dando lugar a artículos rotundos y definitivos.
Destacan también sus abundantes estudios sobre la fonología del catalán, la lengua de su madre, «de música lisa y lene» que acarició su infancia, (24, 39, 43, 80, 104, 105) que serían recogidos en un volumen conjunto: Estudis de lingüística catalana.